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Jan Hendrix

 

Jan Hendrix nace en el poblado de Maasbree, Holanda, en el seno de una familia profundamente arraigada a la vida agrícola de la región y que se opone drásticamente al oficio de artista —que desde los 16 años elige Hendrix—, por haber fallado persistentemente en todas las materias escolares excepto en dibujo. Entre sus recuerdos de infancia destaca un día de campo, a bordo del primer coche que adquiere su padre y una visita a un museo local, reminiscencia del Kunst-und Wunderkammer que habría de ser una referencia clara en su obra posterior.

 

Corrido de la casa paterna, a sus 17 años ingresa a la Real Academia de Arte de Den Bosch (pueblo natal de El Bosco), de donde es expulsado por su conducta rebelde. Luego, invitado por el artista japonés Shinkichi Tajiri ingresa como alumno al Atelier 63 de la ciudad de Haarlem, la institución educativa más radical de ese momento (1968-1969). Ahí conoce a sus mentores que, a través del cine y de la danza, lo introducen a una visión más multidisciplinaria del arte. Mientras prosigue sus estudios, se integra a la imprenta Smeets en la ciudad de Weert para aprender el oficio de impresor de pruebas.

 

En 1971-1975, instigado por el artista JCJ van der Heyden, continúa sus estudios de maestría en la Jan van Eyck Academie, donde inspirado por su contacto con su profesor Han Seur se enfoca hacia la gráfica. En ese periodo existe un fuerte contacto de intercambio y un enlace discursivo con un grupo de artistas instalados en Dusseldorf que se había conformado como un think-tank para gente como Beuys, Richter, Spoerri, los esposos Becher, Kieffer, Lupertz, Filliou, Nam June Paik y Dieter Roth, y que ejercieron una influencia tanto en las actividades como los proyectos de la maestría de Hendrix, ampliando sus códigos de producción, hasta llevarlo a seleccionar el papel y la tinta como sus medios definitivos.

 

La formación poco ortodoxa de estos años lo conduce a acercarse a diversos proyectos de producción de libros de artista, en locaciones como la Beau Geste Press en Devonshire, Inglaterra, donde conoce a Martha Hellion. A raíz de este encuentro ella se casa con Hendrix en Holanda y viajan juntos al norte de Noruega donde trabajan en el montaje de un taller de serigrafía, construido con la ayuda del astillero local. Actualmente viven separados.

 

Ya de regreso en Maasticht, en 1975, Hendrix recibe una beca del Ministerio de Cultura de Holanda que utiliza para viajar a México, con la encomienda de estudiar el paisaje mexicano. Su primer contacto es José Chávez Morado quien lo invita a crear un taller de serigrafía en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, con el fin de hacer el registro de los sellos cilíndricos de la colección precolombina de Frederick Fields.

 

A partir del nacimiento en 1976 de su hijo Jonás en la ciudad de México, Hendrix frecuenta el taller de Luis López Loza, un espacio colectivo en los edificios Condesa, donde trabajan Emilio Ortiz, Fiona Alexander y Leonora Carrington, entre otros, y un lugar de encuentro de la comunidad artística más activa de ese momento (artistas, galeristas, impresores, etc.). Ahí conoce a dos individuos que tendrán una gran influencia en su carrera: Francisco Toledo y Gunther Gerzso, con quien comparte sus ideas sobre la ética y la perseverancia del artista.

 

La intensa generosidad de los mexicanos ejemplificada por la invitación de Miguel Cervantes para exponer en la Galería Ponce contribuye a la decisión de Hendrix para establecerse en este país desde 1978, abandonando la dualidad que mantenía en frecuentes viajes entre Holanda y México, con largas escalas en Islandia, donde había encontrado un laboratorio de paisaje interminable relacionado con su trabajo y con el paisaje volcánico de México. Este periodo se formaliza en la producción de varias carpetas realizadas en ambos países, principalmente sus primeras colaboraciones con el impresor Piet Clement en Amsterdam.

 

Ya radicado en México, establece su taller que dedica a la producción propia y a invitar a otros artistas mexicanos a experimentar con la serigrafía, siguiendo la práctica de los talleres colectivos. En esta época, por invitación de Alejandro Luna, también participa en algunas escenografías para la Compañía Nacional de Teatro.

 

Paralelamente comienza su investigación sobre la composición fractal, un ejercicio que le permite profundizar sobre el sentido de la escala y la búsqueda de soportes de papel que proporcionen un espacio con una atmósfera y carácter propios. A partir de un viaje a Kenia, la intensidad lumínica producida por la situación del país sobre el Ecuador lo lleva a experimentar con la eliminación del color y el uso del alto contraste como elementos mínimos para la construcción del paisaje. El dibujo adquiere cada vez más importancia: las piezas que produce son dibujos transferidos a los diversos soportes que ha investigado y descubierto. El resultado se congrega en el catálogo Diario de fatigas.

 

En 1992, Hendrix emprende el proyecto Bitácora, consistente en la creación de una exposición revolvente que evoluciona conforme se produce la obra. Por Bitácora viaja a China, Australia, Indonesia, Irán, Turquía, Alemania, Holanda, Irlanda y México (Oaxaca). En este trayecto (Australia), decide iniciar la conformación de Script, como una guía de apuntes surgidos de la necesidad de resguardar una memoria del viaje.

 

Una de las prácticas particulares de la producción de Hendrix es la colaboración con escritores para la edición de libros de autor meticulosamente ilustrados con obra original suya (con Gabriel García Márquez, Seamus Heaney y Bert Schierbeek entre otros).

 

En 1999 descubre la existencia de un sistema de residencias para artistas a nivel mundial y corre con la suerte de emprender esta experiencia en Bellaggio, de la Fundación Rockefeller. Ahí encuentra la fórmula consistente en el retiro a lo largo de un mes, como el momento de aislamiento necesario para estructurar el guión de los contenidos de su trabajo durante el resto del año. La retroalimentación para la renovación de su obra proviene también de su experiencia como miembro del Sistema Nacional de Creadores del Fonca, un puente que le permite el intercambio con una generación de jóvenes lo suficientemente distante como para crear lazos mutuamente estimulantes.

 

Su currículum de exposiciones en museos y galerías es amplísimo, con un promedio de tres a cuatro exposiciones por año. Destaca su continua participación en la Galería Clement de Amsterdam, Holanda, y su trayectoria en México, primero con las extintas Galería Ponce y Galería Arte Contemporáneo y con la Galería de Arte Mexicano, donde hasta ahora continúa, además de La Caja Negra en Madrid, España.

 

Durante los últimos veinticinco años, ha tenido exposiciones individuales en el Bonnefanten Museum (Maastricht), el Museo de Arte Moderno (México, D.F.), los Archivos Imperiales de la Ciudad Prohibida (Pekín), el Tropenmuseum (Amsterdam), el Museo de Arte Contemporáneo (Oaxaca), la Calcografía Nacional de la Real Academia de San Fernando (Madrid) y el Irish Museum of Modern Art (Dublín), sin olvidar su participación en numerosas exposiciones colectivas y la adquisición de obra por una gran cantidad de colecciones públicas y privadas.

 

En la actualidad, dedica parte de su tiempo a proyectos de colaboración arquitectónica, que parten de la investigación de la composición fractal, y que se incorporan al proyecto arquitectónico desde su concepción. El primero de estos murales pertenece al Hotel Habita (con Enrique Norten y Bernardo Gómez Pimienta); a partir de ese proyecto ha desarrollado piezas para la fachada de la Rectoría de la UAM Ixtapalapa (con Alberto García Lascurain), la fachada de Centro de Diseño, Cine y Televisión (con Salvador Arroyo, Alejandro Hernández y Juan Carlos Tello) y el techo/caja de luz del Centro Cultural del Fondo de Cultura Económica (con Teodoro González de León).

 

Este trabajo se ha enfocado a la experimentación con la escala, mediante propuestas utópicas que ponen a discusión la tesis de la inutilidad de la arquitectura versus la utilidad del artista visual, con la intención de levantar el embargo impuesto por el muralismo a la práctica artística en México.

 

Sin embargo, el mayor anhelo de Jan Hendrix sigue siendo diseñar un timbre postal.

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